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martes, 11 de octubre de 2011


Un mundo para vivir y no para morir.

Su mirada reflejaba el dolor de tanto tiempo viendo rondar la muerte a su lado. Ya no podía más porque no sabía cual sería el final de aquella situación en la que se encontraba ella y su hijo. El necesitaba su dosis diaria que le hiciera ser feliz pero ella se sentía culpable por darle tanto cariño siempre.
En sus ausencias , ella miraba la foto de su hijo y recordaba los bellos ojos que tenía. Lo agradable que siempre había sido y en la fiera que se había convertido por tomar un camino equivocado que le estaba matando, poco a poco, la sonrisa que siempre le caracterizó.
Su mundo estaba lleno de sinrazones, de odio, de conflictos... y no quería ver a su bebe como un vagabundo en la oscuridad. Ella , como su madre, sufría el dolor de verlo como una flor marchita, como una vida sin sentido y un día sin noche. Ya sus consejos no eran palabras que producían vida en su corazón. Ya sus lágrimas no ahondaban en aquel niño al que tanto había querido y que sabía que no tendría buen final. Su dolor no tenía abrazos de compasión. Era un calvario que sólo podía entender que lo padecía o lo vivió como el Señor al que tanto imploraba sus rezos. Todo era un sin vivir cuando llegaba de noche y parecía un muerto sin vida. Su angustia contraía su ilusión, su mirada se perdía en un pozo sin fondo y ya no sabía como lograr hacer de aquella vida unos momentos felices para ella y su querido hijo..
La mañana se presentó con la belleza que ella deseaba ver en el rostro de su hijo. Lo miró en el sueño que poseía y sus lágrimas brotaron como flores llenas de vida. Siempre quería ver aquella cara. Una sonrisa en el rostro de su demacrado hijo le llevaba al recuerdo de su niñez para sacarle del tormento de la noche de tristeza. No podía más con aquella situación.
Tomó valor con la fuerza inspirada en la creencia del Redentor y subió al monte donde sabía que estaba en que causaba todo aquel dolor a su familia. Con la frialdad que sólo una madre puede despegar, se presentó ante aquella bestia inhumana y compró la mayor calidad de un producto que era muerte. Con pena en los ojos y con ganas de robarle la vida, le señaló a una cruz que estaba enfrente suya. Con mirada de odio le dijo a la muerte: Un día pagarás por tu generosidad de dar muerte en lugar de felicidad.
Sin mirar atrás sintiendo que el miedo había desaparecido de su corazón, se dirigió a su casa donde le esperaba su retoño. El nuevo día era especial porque cumplía sus 30 primaveras. Llena de un sabor de locura , presa de un odio en su alma y con la generosidad que siempre había dispensado a su hijo, le dió su regalo de cumpleaños. Ella sabía que la muerte llegaría en breves instantes. Cuando vió aparecer a su hijo , sólo le pidió un último abrazo. Entrelazados viviendo en la felicidad , sus cuerpos se unían como un latir de vida. Sus ojos ya no llenaba su pena de lágrimas. Le miró su carita de niño que delataba una sonrisa que siempre había adorado. Todo estaba escrito en aquel hijo que prefirió coger el camino de la muerte al de la vida. Su corazón ya no latía, sabía que lo encontraría pronto porque ella no podía vivir sin aquel niño que tanto le hacía sufrir. Era su hijo, su vida, su amigo.... era su destino. Juntos permanecieron un buen rato porque sabía que aquella unión es la que siempre había querido de aquel hijo .



Dolor tengo en mi pecho al verte como la muerte,
a ti que tanto te quiero,
que me sumerges en el miedo...
ya no sé como vivir si veo que no vives
y que soy una sombra que divaga por los infiernos.

¿Como darte alegría si sólo quieres morir ?.
¿ Como sacarte del error si prefieres no vivir ?

Ya no sé el camino para llegar a ti,
te vas muriendo poco a poco
cuando tomas esa dosis de consuelo.
Quieres los brazos que te matan,
el amor que demacra tu sonrisa...
quieres vivir en un sueño
del que no sabrás como salir.
Como tu madre,
quiero darte felicidad,
un beso que te dé bienestar,
un consuelo que te sirva en la vida
para poder respirar paz y libertad.
Tus noches me llenan de tristeza
divagas en la penuria sin valor
en busca de la peor diversión.
Tu remedio te daña tu amor
te hace ser perdedor cuando sufres
y caes en los besos del error.
Ya mis lágrimas están secas al mirarte,
no puedo vivir viendo como te vas ,
mi miedo es llegar la noche
y verte como un muerto en el andar.

¿ Qué puedo hacer por tu vivir ?.
¡ Prefiero morir a verte con un angel infeliz !.

Son tus palabras lo que no imperan en la cordura,
el sentimiento que da la droga no es tu pensamiento,
la muerte ronda en silencio
para apoderarse de una feliz vida.
Soy tu madre
y quiero tu corazón
morirte es morir mi sueño
sintiendo que te marchar sin razón.
Cuando te llegue la muerte
marcharé con tu camino,
vivire en ti
porque eres mi hijo y mi sufrir.

------- FRAN -------

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