En los recónditos valles de la amistad,
entre un aroma de sensibilidad entregada,
descubrí a una paloma
que quería conocer mi soledad.
El verano se disponía a marchar
cuando sus palabras se presentaron anónimas
pero expresando el seguimiento e interés
que había despertado el destierro emocional
en el cual se encontraba mi pensamiento.
Sus labios denotaban un sentimiento de gratitud
y emitían palabras afectivas y deliciosas.
¡ Si, paloma de pureza
en tu verdad y en la amabilidad otorgada
conocí , en la distancia, el valor de los sentimientos !.
Sus palabras de exquisitez admirable
volaban hacia mi pecho haciendo de mi
sueños de noches encantadas,
días de pacíficos momentos
y un estable soñador que acariciaba
dóciles encuentros con la alegría.
Su personalidad en cada acercamiento
era como el rocío de la mañana.
Se entregaba a la nobleza de mi amargura
para hacerme despertar al sol radiante
que iluminaba las montañas del entusiasmo.
Esta paloma de inmenso afecto
dio vida a unos desconocidos momentos de serenidad.
Bañado en su sublime corazón
acompañaba mi vida con su vuelo
posando su blanca belleza en mis manos
como si fuese un angel soñado.
Hoy , quiero sus ojos, sus deleitantes gestos,
su corazón efusivo y sus alas de amor.
En este valle de luz y sombras que es mi ser
he encontrado el vuelo de una paloma
del cual no me quiero desprender...
Para ti, mi blanca paloma.
Paco Polonio.
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