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jueves, 21 de febrero de 2013

¡ Señor, enséñame el camino !



No quiero debatir con lo pasado,
preciso una gota de inspiración para hacer de mi compasión 
un alarde de palabras y hallar el valor que dé firmeza a mis actos. 
No me motiva pasar este túnel ingrato agazapado en el silencio, 
aferrado a indómitos sentimientos que van y vienen
sin dar claridad a la tolerancia por la cual me he desvivido.

¡ Oh, señor, alumbra mi camino !

La ley del destino se ha posado en mi. 
Ha dejado infortunio, dejadez, desdicha y malos pensamientos.
Ha provocado un final receptivo y con aspereza. 
Estos días me saben a drama. 
Es un deshielo en mi cuerpo, un río bravío de lamentos 
que me llevan a un mar de locuras desangeladas... 
mas todo no es ingratitudes. Abro los ojos en la mañana 
y un nuevo día se abre a mi encuentro. 

¡ Señor, eres luz que guía
enséñame el camino !

Las contiendas padecidas proporcionan un lacrimoso padecer
pero el matutino despertar hace ver en el horizonte 
la marcha de receptivos momentos.
Todo pasa y nada queda.
La equidad de lo vivido es saborear lo grato
y olvidar lo pusilánime. 
He aquí el poder del vivir, de concebir los acontecimientos
tal cual se presenten.
Valorar lo bueno es la verdad 
y hacer recuerdo u olvido 
de esa marea de sentimientos que nos limitan
es adherirse a la palabra libertad.

---- paco polonio ----


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