Amanecer....

De pronto, y sin perturbación alguna, me desperté. ¡ Qué feliz me sentía por una noche fantástica !...Comenzaba a levantarse una brisa suave que penetraba en el cuerpo dando una sensación de frescor que hacia tiritar hasta el noble alma. El sonido del mar producía una música ambiental placentera que era las delicias de nuestra maravillosa instancia en la playa.

La chica de lindos ojos verdes , aún continuaba dormida. Mi mirada puesta en ella , mostraba el reflejo de una pasión desbordada de sentimientos ya que el recuerdo de la noche ,me sumía en un estado de gratitud incomparable con cualquier momento antes vivido.

El frescor del amanecer hizo estremecer a mi acompañante. Con mi manta , tapé su figura y fue el consuelo de su cuerpo. El delirante estremecimiento, por un viento agradable pero perturbador, culminó . Mi somnolienta dama se encontraba mejor y abrazando su cálida belleza, le administré un calor intenso que hizo la unión de dos cuerpos satisfechos por una temperatura ambiental muy penetrante. ¡ Por fin, se sentiría calurosas sus entrañas !.

Frente a frente, sus suspiros los notaba con un maravilloso gesticular de su cara bonita que ennoblecía a mi corazón. ¡ Qué gozo mirarla en el amanecer !

El mar, con su cuerpo calmado, se iluminaba con unas llamaradas que presagiaban el comienzo de una vida muy apacible.

Ella , abrió sus bellos ojos verdes. Sus palabras fueron tiernas como el saborear de una fruta tropical. Mi corazón se alarmó de los bellos sentimientos que daba aquella boca preciosa. Me sentía el ser más afortunado del universo. ¡ Qué grata melosidad envolvia mi tranquilidad !.

Un sincero beso fue sus buenos días, para continuar con unas penetrantes caricias que reanudaron los momentos de pasión vividos en horas anteriores. El amanecer se volvía sensualidad por todos los rincones de la playa. Con el amor apasionado, llegaron los rayos solares que nos anunciaba que el día comenzaba su andadura. ¡ Pronto amanecería !... Fue unos destellos de locura amorosa en la que se envolvieron nuestros pasionales cuerpos que perdimos la noción del tiempo, pues nos involucramos en un desenfreno sexual que nos hizo perder la razón. No apreciamos la conclusión nocturna de una jornada majestuosa , nuestros sentidos estaban puestos en el mutuo amor dado. Era un enfrentamiento de éxtasis que hizo el júbilo de nuestras ya calmadas almas.

La playa, surcada ya en ruidos , daba a entender que el despertar humano era una realidad.

Concluido nuestro frenesí y dando por acabada nuestra noche desenfrenada , recogimos nuestras pocas cosas y nos marchamos de la playa que acogió nuestro intenso amor . Comenzamos a vivir un nuevo día llenos de vida y pasión.